Cuando preparamos platos fríos es importante no cocinar demasiado las verduras pues así pierden la mayor parte de sus propiedades y su sabor. Lo mejor es cocinarlas al vapor, sino es posible en agua, pero al dente.
Para las carnes que se van a comer frías lo mejor es cocinarlas mucho tiempo a fuego suave. Para que queden más sabrosas se pueden cocinar en vino blanco y con vegetales. Esto las hace tiernas y realza su sabor.
Un rápido acompañante para carnes frías: asar un morrón, cortarlo en pedazos y licuarlo con hierbas frescas, aceite de oliva y mayonesa. ¡delicioso!
Las carnes frías (tanto rojas como blancas) pueden ser parte de un plato principal (una consistente ensalada por ejemplo), o relleno de sándwiches, combinada con una mayonesa ligera o un aderezo de hierbas y especias.
Las ensaladas están de moda y ¡qué mejor! Se pueden hacer con verduras frescas, cocidas, con carnes (las blancas son las mejores), pescados (como atún o trozos de salmón frío), también se pueden hacer ensaladas de pasta.
Una buena idea es preparar tartas y comerlas frías. Las de zapallo, ricota y queso, verdura y las de maíz, son las más ricas.
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